Hoy les mostraré la receta del queso fresco o queso blanco que es un tipo de queso blando, es decir retiene gran parte del suero y no tiene proceso de maduración o refinado. Existe una variedad de quesos blancos, pero en esta ocasión les mostraré cómo hacer una queso fresco cremoso.
Es fácil de hacer y queda perfecto para acompañarlo a cualquier hora del día y con lo que más te guste comerlo. Si quieres saber cómo se hace algún otro tipo de receta de queso fresco recuerda dejarlo en los comentarios.
Ingredientes:
Para comenzar en una olla agregamos los 2 litros de leche entera y ponemos a calentar a fuego suave hasta alcanzar los 37º centígrados (es la temperatura que tiene antes de hervir, para saber metemos la punta del dedo y deberíamos poder contar hasta 3 caliente) momento en el que añadimos el zumo de los limones.
Removemos para homogeneizar y añadimos la sal que consideremos en función de nuestro gusto. Dejamos que repose durante una hora.
Dato: mientras mayor cantidad de sal mayor garantía de conservación, la sal viene siendo nuestro principal proveedor de tiempo comestible desde la antigüedad.
Luego ponemos la cuajada en el paño situado en el colador y dejamos que escurra una buena cantidad de humedad. En ese momento, recogemos el paño formando un hatillo que colgaremos de algún sitio que nos permita ‘secar’ nuestro queso hasta que obtengamos la consistencia y textura deseada. En mi caso, lo exprimí todo lo que pude en el paño, luego tomé un recipiente plástico y con un cuchillo caliente abrí muchos huecos en el fondo para que el queso se pudiera escurrir. Lo llevé a la nevera con papel absorbente abajo del recipiente plástico para absorber el suero que suelta.
Para finalizar dejamos en la nevera toda la noche y conviene consumir en un par de días nuestra creación láctea, y si deseas otra receta déjame un comentario al final.
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